¿Por Qué Decidieron Volver?
La reelección de Trump provocó miedo en cientos de familias migrantes como la de Sonia Coria y Carlos León que vivían en Glendale, Arizona. Ahí construyeron poco a poco una nueva vida con sus hijos, la niña iba a la escuela local y aprendía inglés. El pequeño estaba aprendiendo a andar en bicicleta. Ella trabajaba como empleada domestica y él como jardinero. Temían perder lo que habían logrado.
Por eso decidieron “auto deportarse” de manera voluntaria. Querían regresar a México antes de que las cosas empeorasen.
El 19 de enero empacaron su camioneta Ford F‑150 y cruzaron la frontera en Nogales. Tenían $5,000 dólares ahorrados. Planeaban comprar tierras y abrir un taller mecánico.
Una Travesía Trágica
Al llegar a la aduana mexicana, los agentes detectaron falta de papeles. Les confiscaron la camioneta y el dinero. Les informaron que debían pagar más de $18,000 dólares por concepto de aranceles. En cuestión de minutos, se quedaron sin vehículo ni ahorros.
La familia quedó en la calle, con su ropa, utensilios y juguetes apilados. Sin dinero, sin transporte y sin rumbo, se enfrentaron a una nueva realidad que no esperaban.
Organizaciones humanitarias les ofrecieron ayuda. Con donativos lograron llegar a Uruapan, Michoacán. Allí fueron recibidos por familiares, aunque las condiciones eran muy distintas a las que tenían en Arizona.
El Fin Del Sueño Americano
La familia había salido de Michoacán años atrás, huyendo de la violencia. En Estados Unidos encontraron una vida tranquila y segura. Pero las nuevas políticas migratorias les llenaron de incertidumbre. Sonia temía perder todo de un día para otro. Carlos decidió que lo mejor era regresar por su cuenta.
Sin embargo, el regreso no salió como esperaban. Todo lo que habían planeado se esfumó. El vehículo fue incautado por el gobierno mexicano. El dinero, considerado parte del mismo ingreso, también quedó en manos de las autoridades.
La realidad posterior: trabajo duro y condiciones extremas
Ya en México, Sonia consiguió empleo en un restaurante. Carlos fue contratado en un taller. Ambos intentan mantener a sus hijos a flote, aunque con muchas limitaciones. Naomi, su hija, ha empezado a olvidar el inglés. Carlos extraña su bicicleta.
Lo que más les duele no es el cambio de país, sino la sensación de haber perdido todo por actuar con miedo. Las condiciones laborales son más precarias. El sueño del taller mecánico quedó enterrado junto con sus ahorros.
Políticas Que Empujan A Los Inmigrantes
El caso de esta familia no es único. Muchos otros mexicanos han optado por regresar voluntariamente ante el temor de ser deportados. Existen incluso programas que incentivan este retorno, con apoyos mínimos y vuelos gratuitos.
El regreso de Sonia y Carlos ocurrió justo antes de que uno de estos programas entrara en vigor. Por eso, no recibieron ningún tipo de asistencia oficial. Se encontraron completamente por su cuenta, en un país que habían dejado por necesidad.